Ethimo estilo montañés

¿Cómo llegó el latín clásico a ser tan incoherente? Según McClintock, un cajista del siglo XV probablemente desordenó parte de la obra de Cicerón De Finibus con el fin de disponer de un marcador de posición para maquetar varios tipos de letra para un muestrario tipográfico. Es difícil encontrar ejemplos de lorem ipsum en uso antes de que Letraset lo popularizara como texto ficticio en la década de 1960, aunque McClintock dice recuerda que se encontró con el lorem ipsum pasaje en un libro de viejas muestras de tipos metálicos. Hasta ahora no ha localizado dónde vio una vez el pasaje, pero la popularidad de Cicerón en el siglo XV apoya la teoría de que el texto de relleno se ha utilizado durante siglos.
No te molestes en escribir "lorem ipsum" en Google translate. Si ya lo has intentado, puede que hayas obtenido cualquier cosa, desde "OTAN" hasta "China", dependiendo de cómo pongas las mayúsculas. La extraña traducción dio pie a teorías conspirativas, pero Google ha actualizado desde entonces su traducción de "lorem ipsum" a, por aburrido que parezca, "lorem ipsum". Un valiente intentó traducir el casi-no-quite-latín.
Según The Guardian, Jaspreet Singh Boparai emprendió el reto con el objetivo de hacer el texto "precisamente tan incoherente en inglés como lo es en latín - y hacerlo incoherente de la misma manera". Como resultado, "el 'eu' griego en latín se convirtió en el 'bien' francés [...] y la terminación '-ing' en 'lorem ipsum' parecía mejor representada por un '-iendum' en inglés".

Concentrarse en el trabajo
Como teoría alternativa (y porque los estudiosos del latín hacen este tipo de cosas) alguien localizó una edición latina de 1914 de De Finibus que desafía McClintock's afirmaciones del siglo XV y sugiere que los albores de lorem ipsum era tan reciente como el siglo XX. La edición de 1914 de la Loeb Classical Library se quedó sin espacio en la página 34 para la frase latina "dolorem ipsum" (pena en sí misma). Así, la frase truncada deja una página colgando con "do-", mientras que otra comienza con el ahora omnipresente "lorem ipsum".
Tanto si un tipógrafo medieval optó por tergiversar un texto bien conocido (pero no bíblico, lo que habría sido sacrílego), como si una peculiaridad de la edición Loeb de 1914 inspiró a un diseñador gráfico, hay que admitir que es una forma extraña de que Cicerón entre en el siglo XXI.